La depresión, además de ser uno de los trastorno psicológicos más frecuentes es probablemente el que más daño hace a la persona que lo sufre, ya que invade y perturba todas y cada una de las áreas de la vida de quien la padece y también a quienes conviven con ella.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta ya a 350 millones de personas y sólo una minoría de las personas depresivas solicita ayuda y recibe tratamiento.

Se asocia con mucha frecuencia a otras enfermedades mentales y médicas, de ahí que cuando acuden a consulta, informan sobre síntomas como dolor, problemas de sueño, síntomas gastrointestinales o irritabilidad … que en realidad están enmascarando una depresión.

 

 

¿QUE ES UNA DEPRESIÓN?

 

Probablemente a lo largo de nuestra vida hemos sufrido o sufriremos algo parecido a esta historia:

Inés es odontóloga infantil, está casada y tiene dos hijos.  Desde hace algunos meses viene experimentando una pérdida de interés por su trabajo, ha dejado de salir con sus amigos y apenas les responde por WhatsApp.  A ello se le añade un distanciamiento de su pareja y sus hijos cada día le resultan más irritantes.  La mayoría de las mañanas le cuesta levantarse y sin motivo aparente se siente triste y vacía, no le encuentra sentido a su vida.  Es como si hubiera perdido el interés y nada le motivase.

 

La depresión es una alteración del estado de ánimo caracterizada por la presencia continuada de tristeza, apatía, cansancio, anhedonia, pérdida/aumento del apetito entre otros síntomas.

Es muy común escuchar en el día a día la expresión de “estoy deprimido/a” con excesiva frecuencia.  A veces obedece a etiquetas que solemos emplear de forma simple para expresar un bajo estado de ánimo, como por ejemplo cuando hemos tenido un mal día, discutido con la pareja, hemos tenido un contratiempo … etc.

La depresión es mucho más que todo eso: es un serio trastorno emocional que implica cambios importantes en nuestra forma de sentir, de pensar y de actuar.

Por tanto, una depresión no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. Y tampoco indica debilidad personal. Las personas que padecen un trastorno depresivo no pueden decir simplemente “ya basta, me voy a poner bien”. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen depresión pueden mejorar con un tratamiento adecuado.

 

 

¿POR QUÉ NOS DEPRIMIMOS?

 

Hoy día hay un fuerte respaldo empírico que sustenta que la Depresión, es multifactorial, es decir, intervienen muchas circunstancias, que involucran:

  • La exposición a situaciones vitales estresantes
  • El temperamento y los rasgos de personalidad como predisponentes
  • La susceptibilidad biológica genéticamente determinada

 

Para que una persona se deprima, es necesario que en el ambiente en el que vive ocurran cambios que sean percibidos como desagradables, lo que significa que la persona pierde algo o a alguien valioso.

Diferentes sucesos pueden actuar como desencadenantes y pueden aumentan el riesgo de depresión:

 

  • Haber sufrido algún episodio depresivo en el pasado y tener antecedentes familiares con depresión
  • Experiencias de pérdidas o estrés, incluyendo fallecimiento de seres queridos, desempleo, soledad, cambios en el estilo de vida o problemas en las relaciones interpersonales
  • Situaciones conflictivas en tu entorno (trabajo, hogar u otros contextos)
  • Haber sufrido traumas físicos o psicológicos
  • Enfermedad física seria o problemas crónicos de salud
  • Abusar del alcohol o consumir otras drogas pueden empeorar la depresión
  • Algunas mujeres pueden ser más vulnerables a la depresión después del parto

 

¿Pero cómo avanza y se instala la depresión en nuestra vida? ¿Cómo es el proceso?

 

La persona sufre una pérdida que percibe como muy significativa para su vida

Esa pérdida produce un gran impacto psicológico: un gran dolor emocional que desencadena pensamientos negativos (¿Por qué a mí? ¿No puedo vivir así?) y sensaciones emocionales y físicas desagradables (insomnio, apatía, ganas de llorar…)

Como consecuencia de pensar y sentir así aparece la inercia y se empieza a dejar de hacer cosas

 

 

CIRCUITO DE LA DEPRESIÓN

 

PÉRDIDA DE REFORZADORES

DOLOR EMOCIONAL

Pensamientos negativos
Sensaciones y emociones negativas

INERCIA

Dejar de hacer actividades:
Voluntarias
Obligatorias

 

Entre los trastornos del estado de ánimo pueden reconocerse los siguientes:

 

  • Depresión mayor
  • Episodio depresivo
  • Distimia
  • Trastorno bipolar (tipo I y II)
  • Todos los trastornos mencionados previamente comparten sintomatología y requieren de ayuda profesional para poder hacerles frente y evitar las posibles recaídas

 

 

¿Cuáles son los criterios según el DSM-V de un episodio de Depresión Mayor?

Para poder determinar la aparición de un trastorno de depresión mayor, deben estar presentes cinco (o más) de los siguientes síntomas durante un periodo de dos semanas, que representan un cambio respecto a la actividad previa; uno de los síntomas debe ser estado de ánimo depresivo o pérdida de interés o de la capacidad de placer.

 

  • Debe apreciarse un estado de ánimo deprimido gran parte del día, en casi todos los días
  • Se aprecia una disminución del interés por las actividades que solían generar dicha emoción, durante casi todo el día, la mayor parte de los días
  • Se produce una pérdida o aumento de peso
  • Alteraciones en los hábitos del sueño, como insomnio o hipersomnia, casi todos los días
  • Uno mismo y su entorno observan una mayor agitación o disminución psicomotora, casi todos los días
  • La persona se siente fatigada y/o con falta de energía, casi todos los días
  • Aparecen sentimientos de culpabilidad y de inutilidad excesivos
  • Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones
  • Aparecen pensamientos relacionados a la muerte de forma recurrente, que pueden ser ideaciones suicidas sin un plan determinado por llevarlo a cabo, intentos de suicidio o meditaciones previas para llevar a cabo el suicidio.

 

La aparición de los síntomas genera un elevado malestar que genera un deterioro en las diferentes áreas en las que se encuentra la persona, como laboral o social.

Los síntomas no pueden estar relacionados al consumo de una sustancia, a un efecto fisiológico o a una enfermedad médica.

El episodio depresivo no concuerda mejor con un diagnóstico del trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, esquizofreniforme, un trastorno delirante u cualquier otro trastorno no especificado de entre los trastornos psicóticos.

Nunca se ha dado un episodio maníaco o hipomaníaco.

 

En definitiva, estos cambios o alteraciones se podrían clasificar en tres niveles:

    • Comportamental: reducción de la actividad y del nivel general de respuesta de la persona
    • Cognitivo: disminución de la capacidad de procesamiento, de la forma de analizar la realidad, de la percepción de sí mismo y su entorno.
    • Emocional – Fisiológico: percepción de inutilidad, desesperanza, miedo, ira, etc. y alteración de funciones tan básicas como el sueño, la alimentación, la actividad sexual, etc.

Por todo ello podemos afirmar que el Trastorno Depresivo afecta de un modo global a la persona, produciéndose cambios que alcanzan multitud de áreas de su comportamiento.

 

 

¿Cuales son la consecuencias de la Depresión Mayor?

 

  • Elevado riesgo de suicidio, el 60% de los suicidios que se cometen en el mundo están asociados con la depresión mayor. Las probabilidades de que estas personas se refugien en las adicciones, como el alcohol y las drogas, también son elevadas
  • Bajo rendimiento. la vida se hace cuesta arriba y hasta las tareas más sencillas requieren un gran esfuerzo
  • Conflictos en las relaciones interpersonales, las cuales contribuyen a que la persona se aísle aún más
  • Dificultades emocionales. La persona con depresión suele sufrir una pérdida progresiva del sentido de la vida, su autoestima disminuye y pierde la confianza en sus capacidades
  • Problemas de salud. La persona con depresión suele adoptar hábitos de vida poco saludables porque no cuida lo suficientemente de sí misma. De hecho, nos hace más vulnerables a sufrir diferentes enfermedades, desde la gripe hasta la diabetes y las patologías cardiovasculares. También hace que percibamos el dolor con mayor intensidad. Un estudio realizado en la Universidad de Ámsterdam ha desvelado que la depresión afecta la respuesta inmune del organismo, provocando un aumento de la inflamación que termina dañando las células y acortando los telómeros.

 

 

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

 

Aunque sólo una de cada cinco personas con depresión busca esta ayuda, el tratamiento especializado tanto con fármacos como con psicoterapia, son la opción más adecuada y efectiva para conseguir la recuperación; siempre que el paciente acepte la terapia y colabore con ella.

En los trastornos depresivos la modalidad terapéutica que ha demostrado una mayor eficacia ha sido la terapia cognitivo-conductual. Su objetivo es que se produzca un cambio en las emociones que siente la persona, en los pensamientos que se han establecido y en las conductas que desarrolla a causa de estos pensamientos y sentimientos.

Epicteto (50 a Jc.) y Marco Aurelio decían «Si estás apenado acerca de un suceso, no es el suceso lo que te hiere, sino tu propio juicio respecto a él. Está en ti mismo poder eliminar ese juicio.»

La psicoterapia cognitivo-conductual pretende sustituir los pensamientos automáticos que mantienen el trastorno, por pensamientos alternativos más saludables y racionales, a partir de la técnica de la reestructuración cognitiva.

El principal tratamiento farmacológico de la depresión mayor reside en los fármacos denominados antidepresivos. Son necesarios ante los casos graves o moderados de la depresión mayor y serán prescritos en función de las necesidades y características de cada paciente.

Un aspecto importante frente a su toma es que la persona debe ser consciente de que los efectos del tratamiento farmacológico para la depresión empiezan a hacer efecto entre las 3 o 4 semanas de su administración.

 

 

LAS 10 CLAVES PARA SUPERAR LA DEPRESIÓN

 

  • Activarse, realiza todas aquellas actividades que antes disfrutabas y te ilusionaban
  • Pensar en positivo, busca con interés el lado positivo de las cosas
  • Trabaja tu autoestima, acéptate como eres, no necesitas ser «más”
  • Mejora tu asertividad y tus relaciones interpersonales, es la forma de aumentar tu capacidad para defender tus derechos e intereses personales
  • Aprende a reconocer y aceptar tus emociones y desarrolla tu inteligencia emocional
  • Afronta las situaciones evitadas que te generaban ansiedad y estrés, de esa forma aprenderás a buscar soluciones
  • Establece objetivos en tu vida, tener un propósito en la vida nos anima a la acción y a empezar a caminar en buena dirección
  • Regálate tiempo todos los días para realizar actividades de relajación, respiración, meditación o técnicas de Mindfulness
  • Silencia tu mente, no luches contracorriente, es inútil, déjate fluir
  • Aprende a solucionar tus problemas y toma de decisiones

 

 

“La vida no es lo que nos ocurre sino lo que hacemos con aquello que nos ocurre”. (Huxley)

 

 


 

Si la depresión se ha transformado en un problema para tí, no dudes en consultar a un profesional

 

Soy Mª Ángeles Fernández, Psicóloga especialista en depresión

Te ofrezco  mi ayuda en mi consulta de Granada o de forma online

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